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Demostraciones del Transgeneracional (1): Nuestra genética es modificable

Representación gráfica del cariotipo humano normal.

El Proyecto Genoma Humano

Se puso en marcha a principios de los años noventa y significó el éxito más grande del siglo XX en el ámbito de la genética. E incluso llegó a ser el mayor proyecto biotecnológico jamás desarrollado.

Cuando el Proyecto Genoma Humano consiguió secuenciar el ADN, quisimos ver en aquel mapa de genes un manual de instrucciones del organismo. Por tanto —nos imaginamos—, a partir de ahí podríamos encontrar la solución para cualquier mal.

Representación gráfica del cariotipo humano normal.
Representación gráfica del cariotipo humano normal (Imagen tomada de Wikipedia. Cortesía del National Human Genome Research Institute).

Sin embargo, a medida que avanzaban los estudios, se desvanecía la esperanza de haber dado con la fórmula 1 gen = 1 enfermedad. Porque inicialmente los científicos estimaron que el cuerpo humano se componía de unos 100 000 genes, pero poco a poco esa cifra fue descendiendo hasta los 20 000 o 25 000, menos que una planta o una ameba.

Un registro tan bajo no era suficiente, por ejemplo, para desentrañar la paradoja de los síndromes de Angelman y Prader-Willi. La clave estaba en una anomalía al heredar el cromosoma 15. Bien… ¿Y cómo saber si el origen del trastorno procedía del padre o de la madre?

La respuesta la hallaron en lo que ahora conocemos como imprintingimpronta genética, la memoria o marca que tienen los genes sobre su origen. Permitió demostrar que, además de ADN, de una generación a otra se transmite un mecanismo capaz de activar o desactivar esos genes. De investigar su complejo funcionamiento se encarga la epigenética.

La impronta genética supuso una de las excepciones a las leyes de Mendel. Y una gran demostración científica del transgeneracional.

Y esto demuestra una vez más que todo lo que conocemos, es definitivo… hasta que conocemos algo nuevo.

Y hoy ya sabemos que los traumas se heredan.

La genética es modificable

El profesor Wolf Reik, especialista en biología molecular, investigó cómo se podían encender o apagar los genes y ocasionar el conocido como síndrome de Beckwith-Wiedemann, desorden hereditario que afecta a un alto porcentaje de niños fecundados por inseminación in vitro.

En sus experimentos con ratones, descubrió, para su sorpresa, que simplemente poniendo un embrión en la platina podía inducir a los genes a apagarse. Es decir, que sacar al embrión de su entorno natural era suficiente para activar o desactivar un gen y, por tanto, para desencadenar la mencionada enfermedad.

Probó, en definitiva, que un cambio en las condiciones medioambientales modifica la información genética. ¿Increíble? No. Más bien, biológicamente cierto. De hecho, las conclusiones de sus estudios sentaron la base en la demostración científica del transgeneracional.

Porque a partir de las observaciones de Reik, quedaba claro que se transmite algo más que ADN a través de las generaciones: una capa oculta capaz de controlar el funcionamiento de nuestros genes. En otras palabras: que lo que determina la identidad de nuestras células no son los genes que heredamos, sino si esos genes están silenciados, apagados o en marcha.

Según explica el doctor Manel Esteller, experto en biomedicina, “estas señales químicas que regulan la actividad de los genes es lo que llamamos el epigenoma, y la epigenética es la herencia de actividades genéticas que no son debidas a la secuencia de los genes, no debidas a cambios estructurales del gen, sino a cambios que se superponen”.

¡Estos cambios estructurales se producen con cambios medioambientales y emocionales!

¿Es posible que ningún diagnostico sea definitivo?

Queda poco para que dejemos de usar la frase “esto es genético, no se puede cambiar”, porque sí se podrá…

Las creencias y el destino biológico

El profesor Bruce H. Lipton, de la Universidad de Stanford (EE. UU.), ha realizado diversos estudios sobre la membrana celular, que compara con el chip de un ordenador.

Dibujo de una célula.

Entre otros hallazgos, comprobó que los pensamientos y creencias son capaces de controlar el comportamiento y la fisiología de la célula, apagando y encendiendo los genes, como si de un interruptor se tratase. Es decir, que la mente controla las funciones del cuerpo, lo cual significa que el organismo puede ser modificado a medida que cambia nuestra forma de pensar… y de sentir.

Además, observó que las células son inteligentes, porque aprenden de su contacto con el medio que las rodea, guardan en su memoria ese aprendizaje y así se adaptan mejor.

¿Ciencia ficción? No. Ciencia real, lo cual resulta todavía más fascinante. Te animo a que lo compruebes en el libro La biología de la creencia, donde Lipton no dejará de sorprenderte.

Ahí descubrirás que la forma de interpretar la realidad condiciona la respuesta de nuestro organismo. Por ejemplo:

  • Cuando nos sentimos amenazados por el entorno, activamos el modo de protección y las hormonas del estrés. Ello debilita el sistema inmune; o sea, que estamos más expuestos a las enfermedades.
  • En cambio, cuando nos sentimos seguros, activamos el modo de relajación y liberamos las hormonas del crecimiento. De esta forma, funcionamos a pleno rendimiento.

En este gráfico lo verás muy claro:

Gráfico de la biología de la creencia.

Pues bien: según el Dr. Lipton, esa memoria celular se almacena en nuestro genoma y se transmite a la descendencia. Se trata de una adaptación evolutiva para garantizar la supervivencia.

¿Te das cuenta? La idea de que los genes controlan la biología y la herencia no se sostiene. Cada vez son más las investigaciones epigenéticas que muestran la relación entre el cuerpo, la mente, la emoción y también los factores medioambientales.

Si eres de los que aún sigue creyendo que lo sabe todo, que en el cuerpo lo que pasa es algo “raro” que simplemente te sucede como si por mala suerte te hubiera caído del cielo un rayo de enfermedad, que somos solo lo que vemos o conocemos, que tu cuerpo no tiene razones ni emociones para re-accionar…. Lo siento, estás equivocad@.

Necesitas conocer tu cuerpo, saber por qué da una respuesta (como solución algo que desconoces) y ponerte en marcha para cambiarlo.

Porque ningún diagnóstico es definitivo y tú tienes el poder de cambiarlo todo (en ti).

Cuéntame más sobre los audios subliminales específicos para fertilidad

11 comentarios

  1. Hola, la verdad que sí, yo también pienso que lo del ser madre no lo tengo clarísimo, que lo quiero conscientemente y por ello lo intento, pero que me da mucho miedo, miedo a repetir la relación que tengo yo con mi madre en lo q la parte negativa se refiere, a que con mi pareja no vaya bien y sufra el niño o suframos todos. De todas formas, la primera vez que lo intenté, pensé en un momento dado que estaba embarazada (al final resultó que no) estaba emocionadísima, el sentimiento fue buenísimo y después mucha desilusión al venirme la regla. A partir de ahí empecé a dudar más aún de todo, y cada vez que lo intento de nuevo, en mi cabeza hay un «no va a salir bien» aunque sé que estoy sana y todo está bien. Tengo un cacao en la cabeza mayor cuando escuché » la razón es que no queréis ser madres» y mi pregunta es ¿Entonces qué? ¿Queremos o no queremos? y si queremos conseguirlo, ¿Cómo nos enfocamos en el sí? Estoy esperando alguna respuesta que me ilumine

  2. Hola!! Nos llevamos buscando cómo 6 años , y después de tres inseminaciones y una in vitro (sin ningún problema de salud por ambas partes), lo terminamos dejando por malestar psicológico, fisico y de pareja, es verdad que desde pequeña tenía muy claro que no quería ser mamá, pero cuando llegué a los 30 mi pensamiento cambió, ahora tengo 41, y creo que eso ha tenido mucho que ver. No pierdo la esperanza, pero si no lo consigo finalmente me gustaría encontrar la razón por la cual no ocurre

    1. Hola Carolina, creo que es mejor que busques ayuda y respuestas antes de no conseguirlo y darte por vencida definitivamente, eso te ayudará a entender y a encontrarte mejor.

  3. Hola! me saliste por casualidad en Instagram y no sé por qué decidí leer más sobre todo lo que expones y algo me decía que me inscribiera a las 4 clases. Soy de intuiciones que no fallan y algo me llevó hasta aquí. Ya he visto el primer video y uff… Yo ya llevaba pensando un tiempo todo absolutamente todo lo que dices. Echándome la culpa por cosas del pasado que por ese tema no me quedaba. Con 3 inseminaciones fallidas cuando los datos médicos eran estupendos… Y es cierto que en el segundo y tercero iba con cero ilusión y no salieron bien. También traumas de peque, pensando que igual si soy madre repetiría cosas que hizo la mía y temiendo ser como ella y sé que todo eso manda señales negativas al cerebro. Creyendo que lo que pienso es real y me niega ese deseo porque el cerebro cree que sucederá aquello que pienso ya que no diferencia entre realidad, sueño, pensamiento. Soy también de pensar situaciones catastróficas y pasarlo realmente mal como si estuviera pasando. Tengo el cortisol por las nubes me lo dijeron hace 3 semanas así que imagínate!! Sé que todo eso manda señales contrarias a lo que realmente quiero y de verdad que intento cambiar eso. Me encanta saber de tu caso Patricia y de otras mamás que lo consiguieron teniendo en cuenta que tenían problemas de salud que yo no. Así que no pierdo la esperanza y estoy loca por ver el segundo video. Ojalá todas podamos vencer a nuestra mente y mandarle las señales que realmente necesitamos y lo consigamos! ánimo a todas que nosotras podemos!!!!

  4. Hola! yo la verdad nunca he tenido la ilusión de tener un bebé, rechazaba la idea de ser madre en todo momento pero ahora estoy casada y de un año para acá me ha surgido la ilusión de tener un bebé no se porque? llevo un año intentando y nada he tenido un aborto bioquímico y tengo ovarios poliquísticos y pensé bueno esto no es para mí ????y cuando has dicho en el vídeo esque no quieres ser madres!! hubo en mi un click de , ostras esque en realidad nunca había querído tiene toda la razón pero porque ahora sí, y tienes toda la razón heredamos traumas de nuestros padres , yo soy hija no deseada, así que estoy enganchada con los vídeos , gracias por darnos la oportunidad de saber más.

  5. La verdad que este mundo me está sorprendiendo!y no tenía ni idea..pero hay cosas que voy hilando..y parecen cuadrar!
    yo tengo un algo con los coches..desde que era pequeña..lo paso mal..no me gusta conducir..aunque lo hago..y cuando mi madre estaba embaraza de mi …tuvo un accidente de coche con mi padre..y dieron vueltas de campana(yo estaba en su barriga)…y pienso…que ese miedo lo he heredado de esa situación!y todavía sigo con el!hay épocas q lo paso peor que otras..pero no se me va del todo!podría ser??
    Y opino igual que Tania con lo de que a lo mejor …tenía pensamientos contradictorios con el tema de querer un nuevo bebe..y no sabía que podría ir en mi contra..porque piensas que son pensamientos inofensivos..pero el cuerpo les hace caso..y actúa!
    Increible!

    1. Así es Esther, aunque no lo sepamos está funcionando igual… Por eso ser conscientes es necesario para que podamos hacer los cambios oportunos. Claro que lo que comentas del coche puede ser.

  6. Hola! Yo la verdad que estoy flipando….. cuando dijiste lo que os pasa es que no queréis ser madres….. se me giró el cerebro…. Y cuando me paré a pensar es cierto!!!! Mi primera inseminacion si que estaba ilusionada pero por otra parte estaba cagada x si salía bien! Asique la teoría es muy buena

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