Hay una sensación de absoluta frustración cuando crees que lo has intentado todo para lograr tu deseado embarazo y no lo consigues.
Y lo sé por experiencia.
Como ya he contado en infinidad de ocasiones fueron meses y más meses los que estuve buscando un embarazo que llegara a término (porque embarazada me quedé 4 veces, pero todos se acabaron en aborto, hasta el quinto del que nació mi hijo).
Te aseguro que hasta que eso ocurrió, cada mes pensaba que lo había probado todo.
Ahora sé que no lo había probado todo hasta el cuarto aborto. Fue en ese momento en el que tomé conciencia de que si seguía pasando lo mismo, había algo que aún no había mirado y solucionado. Lo que había hecho era centrarme en recuperarme de cada pérdida y buscar la solución una y otra vez en el mismo sitio, en la parte física, machacándome por no conseguirlo.
Pero debido al dolor emocional (además del físico) que sentía, comencé a mirar en otros lugares en los que buscar el origen del problema y, hasta que no miré ahí, no pude decir eso de “lo he intentado todo”.
Somos mucho más que una parte física
La Patricia de hace 9 años, si estuviera frente a ti ahora mismo, te diría:
“Ni sé las dietas que he hecho, los suplementos que he tomado y los alimentos de los que me he privado… y todo para nada, no logro que llegue a término mi embarazo.”
Las posturas de acróbata que hemos probado (algunas absurdas cuanto menos)… para nada, ¿realmente esto sirve para algo?, nada funciona en mí.
Pruebas médicas (y eso que yo no llegué a tratamientos de reproducción asistida)… horas en urgencias, noches sin dormir… para nada.
Y abortos.
4 abortos, ni más ni menos, y el último un éctópico que si llego a tardar unas horas más en ir al hospital me hubiera costado la vida.
Lo he intentado todo y ya no puedo más.
Me planto.”
Estaba tan agotada, frustrada y devastada, que no podía seguir. No le veía sentido. Me estaba destrozando la vida por un deseo que no llegaba y dudaba mucho de si iba a llegar.
Tenía que parar.
Sin embargo, pasaron unos meses y volvió esa sensación que jamás había desaparecido realmente, siempre vuelve esa voz interior que dice: “Patricia, inténtalo un poco más.”
Pero decidí que esta vez iba a ser distinta a las otras.
Esta vez iba a probar a buscar mi embarazo aplicando las herramientas con las que estaba ayudando a cientos de personas a lograr sus objetivos de vida en otros ámbitos.
¿Dónde dejas tus pensamientos, tus emociones y tu parte energética?
Somos mucho más que una parte física, ya te lo he dicho en este post y te lo repito de nuevo. Mucho mucho más.
Todo ser humano está compuesto también de sus emociones, sus pensamientos y su campo energético, de lo que somos conscientes y de lo que no. Hasta que di el paso a explorar nuevas opciones, lo había intentado todo en lo físico.
Había obviado por completo las otras 3 partes que son además las más importantes, porque en ellas es dónde normalmente está el verdadero origen de nuestro problema de infertilidad.
Lo que sucede en nuestro cuerpo simplemente es el reflejo del problema, pero no el origen de este.
Aplicando las técnicas que ya usaba para ayudar a otras personas y que posteriormente se convirtió en el Método Las Leyes de la Fertilidad, logré quedarme embarazada de nuevo en tan solo 4 meses.
Pero esta vez, a diferencia de mis anteriores embarazos, llegó a término y nació mi hijo que hoy tiene ya 8 años.
Con mi historia, y con este post, lo que quiero decirte es que si tú también piensas “que lo has intentado todo”, pero ese “todo” sólo se ha centrado en la parte física del problema…
Debes saber que no lo has intentado todo.
Y esto es una gran noticia, porque te abre a nuevas posibilidades.
Solo has insistido, una y otra vez, en buscar la solución en la parte física, y has dejado de lado otras partes de tu ser que son tan importantes: los pensamientos, las emociones y el sistema energético.
Mucho que ganar y nada que perder para lograr el deseado embarazo
Eso fue lo que una de las alumnas del Programa Terapéutico Las Leyes de la Fertilidad me dijo cuando le pregunté por qué había decidido entrar al programa.
Ana lo había intentado durante mucho tiempo de manera natural, había pasado por FIV fallida, los años pasaban y comenzaba a echar la culpa a su edad (un clásico)…
Hasta que decidió dar el paso y probar algo más. Y no sólo para conseguirlo, sino para encontrarse mejor durante el difícil proceso en el momento que sintió que no podía seguir más tiempo así. Y eso es lo que se llevó Ana, mucho aprendizaje, muchos cambios que se lleva para toda la vida, y un embarazo que fue maravilloso y del que ya tiene a su bebé en brazos.
Así me lo contaba ella misma en esta charla que mantuvimos recientemente.
La moraleja de este post es que no pierdes nada por hacer algo más que te haga sentir mejor y descubrir causas que aún no has contemplado, mirando más allá de la parte física.
Solo puedes ganar.
Esa es una de las conclusiones de Ana (y la mía) y su consejo (y el mío).
Si quieres que te ayudemos a mirar más allá de la parte física para descubrir la verdadera causa por la que aún no estás embarazada puedes apuntarte a las 4 videoclases donde te explicaré:
- Qué es el sentido biológico y su relación con tus problemas físicos.
- Los 3 tres lugares en los que buscar el origen del problema más allá de tu cuerpo y tu parte física.
- Una relación de los 30 bloqueos de fertilidad más comunes y una herramienta muy poderosa para descubrir cuál puede ser el tuyo.
Al otro lado de este enlace tienes toda la información y la posibilidad de apuntarte.
Recuerda: hay lugares por explorar en los que se encuentran las respuestas que estás buscando.
