Uno de los términos más redefinidos y tratados a lo largo de la historia es el de “pareja”.
Cada vez hay más definiciones y tipologías que nos invitan a reflexionar sobre lo que cada una y cada uno admite dentro de ese término.
Y todos son lícitos.
Pero lo que más ha cambiado, es la necesidad de investigar y descubrir qué somos nosotros tanto dentro como fuera de ella. Redescubrirnos con el otro, y observar cómo nuestras elecciones nos señalan nuestras fortalezas, carencias y amor propio.
Y si habla de nosotras…
¿Qué tiene que decir la elección y relación de pareja en el proceso de fertilidad?
O mejor dicho, voy a reformular la pregunta…
¿Qué dice tu fertilidad sobre la elección y la relación de tu pareja?
Sobre esto quiero hablarte en este post. Sobre cómo tu interior se refleja en tus vínculos de pareja, y sobre cómo la confianza, la seguridad y el amor que estos vínculos nos proporcionan, pueden influir en tu reproducción.
Un tema interesante y necesario sobre el que te hablaré desde lo profesional, y también desde lo personal, ya que ambas facetas me definen, y espero que estas reflexiones te ayuden a alcanzar el embarazo que tanto deseas.
Comenzamos.
¿La pareja es un triunfo o un fracaso?
No quiero comenzar este post con un listado de la memoria antigua de mis parejas, pero haciendo un ejercicio de eso, de memoria, creo que la primera confrontación que tuve con ese término, fue con la separación del padre de mi hijo.
La separación nos pone frente a nuestras propias expectativas y nos obliga a replantearnos nuestra identidad, y bien aprovechado, es un momento de profunda introspección, porque, realmente, los términos de pareja, marido, mujer, novia, novio, ex… no nos definen como personas, solo nos indican el puesto que ocupamos en la vida del otro, y el otro en la nuestra en un momento de nuestra vida, pero no son una definición inamovible de lo que somos.
Hemos dejado que lo sea, hemos dejado que esas etiquetas se conviertan en un lugar al que llegar y del que huir, hemos dejado que definan nuestro valor frente a los demás, y frente a nosotras mismas.
Tener novio o marido, un triunfo. Y si es para toda la vida, mayor es el triunfo.
Ruptura o divorcio, un fracaso.
La realidad para mí es algo totalmente distinto.
Porque dentro de la cultura de la pareja que nos rodea, existe el convencimiento (casi mágico) de que la pareja ideal te encuentra por el camino en un golpe de suerte – como en un anuncio de champú – y como en el cuento de príncipes y princesas, comen perdices y eres felices para siempre. Debe ser que no comemos suficientes perdices…
Tanto es así, que si vives un divorcio o una ruptura, el mantra que resuena en cada consuelo que recibes es algo como:
- No te preocupes, ya llegará el tuyo.
- Eso es que no era el indicado.
- El de verdad no te dejará escapar.
- Mereces algo mejor.
Y mientras en tu cabeza pasan cosas como:
- He fracasado en el amor.
- No merezco una pareja que me quiera de verdad.
- Y una larga lista que seguro, si lo has vivido, puedes completar.
La realidad es que la pareja y el vínculo ideal no existe, eso es algo que ya sabes, pero hay algo más, y es que las relaciones de pareja consolidadas, con confianza mutua y que alcanzan metas en común, no surgen por arte de magia y la suerte, surgen de trabajo conjunto y diario por ambas partes. Una pareja se construye. En la pareja se evoluciona cada día, y puede que un momento de la vida, esa evolución juntos se termine y no es un fracaso, el fracaso es seguir toda la vida en un lugar que ya no es el tuyo.
En una pareja siempre somos 3, tres partes que debería formar una pareja.
Tú.
Yo.
Nosotros.
Cuando una parte de ese trío que no está cuidada, incluso sin darnos cuenta, generará discordancia en las otras dos, y esto ocurre incluso antes de elegir a la persona que tienes a tu lado, y esto me lleva a la pregunta clave:
¿Cómo cuidas de tí y que parte de ti eligió a tu pareja?
¿Qué buscas reflejar en tu pareja? Explorando las proyecciones en las relaciones.
Es cierto que tener pareja o no tenerla, no te define, pero las personas a las que le das acceso a tu vida, en cierto modo, sí define tu estado emocional y necesidades en ese momento.
Si miras para atrás, es muy posible que te preguntes ¿cómo pude estar yo con esa persona? y te ves como una mujer tan distinta a aquella que se sumergió en ese vínculo, que te cuesta creer que eras tú.
Y esa es la realidad, porque hay personas que nos impactan y hacen de imán con alguna de nuestras carencias y creencias, y elegimos desde ahí.
Y olvidamos lo demás.
Esa conexión es tan fuerte, que no escuchamos la voz interna, o mejor dicho, acallamos a la voz interna que nos dice que no en algún momento, que no te esfuerces que ahí no es.
Y toda esta vorágine de amores, desamores, parejas y disparejos, se encuentra una voz interna ahogada y necesitada de que se le preste atención. De ser escuchada.
Aprender a conectar con tu yo interno con todo lo que tiene que decirte, es fundamental, para que ambas podáis hacer un tándem y elegir de manera consciente a quien deseas que sea tu pareja más sana.
Si no, esas denominadas malas elecciones reflejarán la parte de ti sin escuchar, y no siempre será culpa del otro/a, porque es responsabilidad de cada uno cuidarse y conocerse. Porque en realidad el otro, no existe si no existes tú primero.
La elección de tu pareja cada día, la haces tú, consciente e inconscientemente.
Es el mejor campo de aprendizaje y desarrollo personal diario.
Tienes la oportunidad de ver reflejadas tus heridas y dificultades, y si no aprovechas la oportunidad de mirar… la vida se encarga de traerte más de lo mismo.
Y ahora, puede que estés preguntando: Patricia, ¿que tiene que ver esto con la fertilidad?
Te respondo ahora mismo,
¿Cómo crees que actuará tu cuerpo si estás con una persona en la que no confías?
¿Si dudas sobre si será un buen padre?
¿Si te parece demasiado infantil para asumir la responsabilidad de la paternidad?
¿Si no te sientes escuchada, comprendida o acompañada?
¿Si quieres que sea esa persona porque piensas que ya no dispones de tiempo hasta encontrar otra con la que establecer una relación y quedarte embarazada?
La fertilidad emocional tiene mucho que decir aquí, porque teniendo en cuenta que tu biología y todos los sistemas que componen tu mundo interno, trabajan para protegerte y que alcances tus deseos, lo normal, es que si estas cuestiones están navegando por tu interior, ya sea consciente o inconscientemente, te sea más complicado quedarte embarazada. Porque nuestra biología nos protege.
¿Esto quiere decir que no quieres a tu pareja, que no es el indicado, o que no será un buen padre?
No, esto quiere decir que es lo que tú sientes y crees, y eso afecta. La pareja se trabaja antes de tenerla, o teniéndola, pero se trabaja.
Y se hace desde un punto de partida interno y personal, desde la conexión contigo misma, y quiere decir, que si estas dudas están en tu mente, también están en tu corazón y en tu cuerpo, y estaría bien que trabajaras tu mirada interna, para ver qué necesidades hay que cubrir, qué anhelas y qué herida sigue abierta y es necesario que cures.
Porque como mencionan en el maravilloso libro Matrimonio Anarquista: “Dos personas que se enamoran, son dos infancias que se entienden mutuamente” y para entender, siempre hay que escuchar, comenzando por ti misma.
La importancia de la elección consciente más allá del deseo de ser madre
Siempre digo que el cuerpo habla, y en muchas ocasiones, el cuerpo grita, por eso insisto tanto en prestar atención y ser toda oídos para poder escucharlo y desbloquearlo.
La afinidad con tu pareja no es solo una cuestión de biología y genes, también es una afinidad de confianza, de proyectos y deseos que se encuentran en un mismo punto y desde ahí quieren evolucionar.
La fertilidad se nutre de la vida íntima, contigo misma y con el otro.
Se nutre de tu bienestar, de tu paz interior y de la confianza que tu círculo te ofrece como hogar para la vida que está por llegar, y volviendo a Matrimonio Anarquista, “Casarse o estar en pareja significa hacerse más grande y ajeno, inventar un territorio común donde ser más libres y amarse mejor”
A esta delicia de frase yo añadiría…
¿Qué territorio has elegido para expandir tu mundo y la familia que quieres construir?
¿Realmente te hace más libre y mejor?
Preguntas y cuestiones en las que, a veces, es difícil obtener una respuesta clara y concisa, porque cuando deseamos ser madres muchas emociones, anhelos y deseos se cruzan en el camino y es complicado contestar dejando al margen ese deseo que ocupa todo nuestro mundo, pero ese es el propósito, que para hacerlo realidad, quizá tengas que hacer reflexiones, aprendizajes, cambios, es muy probable que necesites una conversación con las otras versiones de lo que ya eres y conectes profundamente con tu YO interno y tu amor propio.
Porque mi experiencia me ha dejado claro, que el camino hacia la fertilidad se recorre desde el interior, deshaciendo contracturas emocionales, para que una vez liberada de ellas, la vida y el amor, se puedan acomodar en ti.