Cuando cumples los 40, o dicho de otro modo, cuando ves el 4 como el primer número de tu edad… se acabó todo. Pero todo, todo.
Se acabó tu juventud (no sé, quizás te salen arrugas de repente, la espalda se te encorva y te aparece un bastón pegado a tu mano, ¿no?).
Se acabó proponerte retos, metas o salir de tu zona de confort (eso de hacer deporte extremo, comenzar una nueva enseñanza o reinventarse laboralmente, queda descartado totalmente… donde vas ya con tu edad…).
Y se acabó, por supuesto, ser madre de manera natural (si no lo has conseguido ya, imagínate ahora que eres “demasiado mayor”. Imposible).
Pues déjame decirte, amiga mía, que si te suena alguna de las frases anteriores o te ha venido alguna otra a la cabeza, estás totalmente equivocada.
No es más que una creencia aceptada por todo el mundo, pero que no tiene fundamento.
La creencia del “imposible”
Hay muchos tipos de creencias, pero hay un tipo, las creencias del imposible que están instaladas en el inconsciente colectivo que todos, sin mayor explicación las damos por válidas sin tan siquiera plantearnos la posibilidad de que no sea así.
Lo aceptamos. Sin más.
Pero…
¿Qué ocurre cuando alguien desafía esa creencia y demuestra que sí era posible?
Te pondré un ejemplo.
Eliud Gipchoke, atleta keniano, logró en octubre de 2019 lo que hasta ese momento estaba calificado como imposible: Bajar de las 2 horas en un maratón.
Lo hizo en 1 hora, 59 minutos y 40 segundos.
20 segundos por debajo de la hora “imposible”.
Hasta ese momento era algo que los propios atletas calificaban de inalcanzable. Y Gipchoke demostró a todos que era posible.
¿Qué pasó exactamente?
Pues que desafió el inconsciente colectivo y se propuso hacer (y de paso demostrar) lo que hasta ese momento no había logrado nadie.
A partir de ahí, ¿milagrosamente?, hay otros atletas que comienzan a trabajar para lograrlo y bastantes lo consiguen, porque ya ha desaparecido la palabra “imposible”.
Y lo mismo ocurrió con los runners amateur.
Para estos, hace unos años había un imposible que era completar los 42 kilómetros de la maratón en menos de 3 horas.
Ahora, no solo se consigue, si no que hay entrenamientos específicos para lograrlo a los que pueden acceder todos los que quieran marcarse ese reto (im)posible.
¿Te das cuenta cómo nos limitamos a nosotros mismos con creencias impuestas que jamás nos hemos cuestionado sobre su veracidad?
Puedes derribar tus creencias y ser madre 4.0
Esto que te acabo de explicar con el ejemplo de los runners, es exactamente lo que te ocurre a ti cuando ves el 4 como primera cifra de tu edad.
Llegan los imposibles para romper tus límites, para reinventarte… o para ser madre. Algo, esto último, por cierto, que pone en tu contra (o a tu favor, pero negativamente, porque lo que crees, creas) la Ley de la Creación, una de las 13 Leyes de la Fertilidad.
De hecho, este tema de las creencias fue uno de los que tratamos en el último grupal con las alumnas del curso de Las Leyes.
Y quiero compartirlo contigo e invitarte a que lo veas porque te aseguro que te va a ayudar a derribar esas creencias de lo imposible que ahora rondan tu mente.
Desafía tus creencias con Las Leyes de la Fertilidad.
Si te ha resonado lo que comentamos en el vídeo y quieres saber más sobre cómo acabar con esas creencias limitantes y sustituirlas por aquellas que te van a acercar a tu deseo de quedarte embarazada, puedo ayudarte.
Te invito a que pulses en la imagen de más abajo y te apuntes a mi clase online gratuita para conocer las 13 leyes de la Fertilidad, y como, ponerlas a tu favor te ayudará a estar mucho más cerca de lograr tu deseo de quedarte embarazada.
Un comentario
Tuve mi primera hija 20 días antes de cumplir 38 años, y enseguida pensé por mi edad no podría darle ningún hermanito/a y por tanto decidí renunciar a ello. A mis 43 años durante unas semanas empecé a sentir síntomas de embarazo pero los obvié porque mi parte racional me decía que era imposible que estuviese embarazada, hasta que finalmente decidí hacer el test y vi el positivo, entonces calculé y ya tenía 11 semanas de gestación. Lo primero que pensé es que era un embarazo de riesgo y que era una fatalidad, a los días siguientes ya sí me ilusione y pensé yo puedo, pero por desgracia dos 5 días después tuve un aborto espontaneo. Ahora a mis 43 casi 44 años hemos decidido intentar un nuevo embarazo y aunque lo intento sigo encasillada en que por mi edad será dificil conseguir un nuevo embarazo.